Acuñaciones Imperiales durante el inicio de la Anarquía Militar

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Por Diego A. Alvarez

Introducción

La Anarquía militar es el primer período que inicia la crisis del siglo III (235 – 285 d.C.), entre la muerte del emperador Alejandro Severo en el año 235, y el ascenso al trono del Imperio por parte de Diocleciano en el año 284. Se trata de un período durante el cual se producen fuertes presiones de los pueblos exteriores al Imperio y una fuerte crisis política, económica y social interna, caracterizada por sucesión de efímeros emperadores con poder ilegítimo. El ejército romano, en distintas circunstancias y por distintas unidades militares, llegó a proclamar a muchos emperadores romanos, cada uno de ellos con un poder territorial muy diferente; casi todos enemigos entre sí y en lucha unos contra otros. En efecto, entre los años 235 y 285, gobernaron 19 emperadores de los cuales solo uno sufrió una muerte natural, mientras que todos los demás cayeron en combate o fueron asesinados. En ese medio siglo calamitoso se disparó la inflación, mientras que las fronteras se vieron constantemente asediadas y sobrepasadas. Esto último obligó a los gobernantes a subir los impuestos que se cobraban a la población para así poder enfrentar los crecientes gastos de defensa, incluyendo el pago a mercenarios germanos que comenzaron a asumir cada vez mayores responsabilidades en la protección del Imperio Romano.

Maximino el Tracio y su familia (235-238 d.C.)
Luego de la muerte del último representante de la dinastía de los Severos, Severo Alejandro, en plena campaña germánica asesinado por sus propios soldados, es proclamado Maximino como emperador, el primero de origen bárbaro (su padre había sido godo, y su madre alana) y de los denominados “emperadores-soldado”. Las fuentes literarias lo describen como un salvaje, muy alto (decían que medía más de dos metros y medio), de quijada desproporcionada, posiblemente padecía gigantismo, con pronunciados y malformados rasgos que en sus monedas son reflejados. Fue declarado emperador por la Guardia Pretoriana, pero confirmado por el Senado con poca aceptación por tratarse de un bárbaro campesino, elevando también a su hijo Máximo como César.
Maximino nunca pisó Roma, por ello sus primeros retratos fueron “adivinando”, con muchas características de los rasgos de su predecesor, sino que permaneció en Germania, llevando campaña contra sus propios hermanos de raza.

Acuñaciones
La única ceca imperial operando en todo su reinado es Roma, ya que la ceca oriental la había cerrado Severo Alejandro en 222 d.C.
Sus acuñaciones del primer período se caracterizan por poseer un retrato de rasgos similares a su predecesor (235 d.C.), ya que su retrato no era conocido y había sido proclamado fuera de Roma, y acompañaba en el anverso la leyenda simple IMP MAXIMINVS PIVS AVG. Luego del 236 d.C., los retratos son más imaginarios, con rasgos duros, hasta emitir los retratos más realistas, en donde se exacerba su gran quijada y nariz ganchuda (entre 236 y 238 d.C.), mostrando toda la brutalidad de sus rasgos y casi siempre acompañado de la segunda leyenda IMP MAXIMINVS PIVS AVG GERM, como vencedor por sus campañas en Germania.

Bajo su reinado, y casi durante todo el período de la Anarquía Militar en sí, la producción de áureos es muy escasa. No acuña antoninianos, denominación que había sido introducida por Caracalla pero dada su impopularidad y poca aceptación se había dejado de acuñar, sino que acuñó denarios, con una caída gradual de su contenido fino de plata, manteniendo el estándar de Elagábalo (1,40 g de plata fina por denario, pesando aproximadamente entre 2,8 y 3 g.).
Maximino también acuñó muchos sestercios y dupondios de bronce, de 20 y 10 g. aproximadamente, aunque debido a una descuidada manufacturación de sus cospeles, fenómeno que se va a dar en todo este período, pero manteniendo la calidad de los diseños, hace que exista una mayor variedad de pesos, con formas cada vez más rectangulares o cuadradas.

Maximino también acuñará a nombre de su difunta esposa como Diva (o Thea en moneda provincial), ya que posiblemente haya muerto en la época en que Maximino ascendió al trono. La Historiae Augustae menciona que él usaba como anillo la pulsera de Paulina, lo que denota –ya de forma exagerada- lo corpulento que era. Podemos encontrar denarios y sestercios a su nombre, con el típico reverso CONSECRATIO, exclusivo en acuñaciones de personajes divinizados.

Su hijo Máximo, elevado al título de César un año después de la proclamación del padre, era, a diferencia de éste, y según la Historiae Augustae, apuesto y encantador, y su parecido con su madre Paulina se puede apreciar en los retratos presentes en anversos de denarios y bronces acuñados a su nombre, con los tipos de PRINCEPS IVVENTVTIS (“Príncipe de la Juventud”).

Los emperadores africanos: Gordiano I y su hijo Gordiano II
Para los romanos, y sobretodo para el Senado, Maximino era considerado un tirano bárbaro que se mantuvo siempre en Germania haciendo campaña. A principios del 238 d.C., en la provincia de África comienza una gran revuelta, en donde los terratenientes proclaman al procónsul Gordiano I como emperador. Este hecho es aprovechado por el Senado en Roma, que inmediatamente ratifica su nombramiento y rápidamente deja de acuñar a nombre de Maximino, quien ahora era considerado enemigo de Roma, y pasa a acuñar a nombre de Gordiano I y su hijo Gordiano II como co-emperador.
Por tanto, Gordiano, con total apoyo del Senado, marcha contra Maximino, pero durante su campaña, la revuelta es sofocada por Capeliano, gobernador de Numidia (en el Norte de África) y fiel a Maximino, quien guardaba cierto rencor a los gobernadores africanos y masacra a su ejército, muriendo así Gordiano II, cuyo cuerpo nunca fue hallado. Enterado de la muerte de su hijo y del exterminio de su ejército, Gordiano I se suicida colgándose de su propio cinturón.

Acuñaciones
El reinado conjunto de los emperadores africanos es muy breve (menos de un mes, entre Marzo y Abril de 238 d.C.), por lo tanto, sus acuñaciones de denarios y sestercios son muy escasos, y no hay diferencias entre ambos gobernantes, ya que poseen las mismas titulaturas (IMP MANT GORDIANVS AFR AVG), con la salvedad de su retrato, que nos permite distinguirlos: Gordiano I tiene rasgos más maduros, ya que había alcanzado el trono de anciano, mientras que su hijo Gordiano II es más jovial, pero más calvo.

Balbino y Pupieno
Al llegar noticias de la caída de los emperadores africanos a Roma, el Senado no desiste en sus esfuerzos por deshacerse de Maximino, y elige a dos emperadores de entre los más prestigiosos de sus propios miembros: Balbino y Pupieno, quienes ya habían obtenido el consulado dos veces. Balbino provenía de una familia noble romana y había tenido una carrera administrativa, mientras que Pupieno tenía orígenes más humildes, y era Prefecto de la Capital desde 230 d.C., por lo que su nombramiento como Augusto trajo ira e impopularidad por parte de la población, ya que se dice que había gobernado con mano dura.

Ambos dividieron los poderes: Balbino se encargaría de la administración del Estado y las cuestiones civiles, y Pupieno llevaría a cabo las cuestiones militares en defensa frente al avance de las tropas de Maximino. Los dos emperadores tenían muchas diferencias entre sí, que los llevaba a rivalizar y desconfiar uno del otro. Esto, sumado al hecho de que eran muy impopulares, llevó al Senado a tomar una decisión más: nombrar al nieto de Gordiano I, Gordiano III, de sólo 13 años en aquel entonces, como César acompañando a ambos emperadores, aprovechando que su tío y su abuelo aún gozaban de cierta popularidad.
Pupieno prepara una estrategia contra Maximino cortándole todas las rutas de acceso, que tuvo gran éxito, ya que ni siquiera debió enfrentarse a él, puesto que fue asesinado junto a su hijo Máximo por su propias tropas por el hambre que les hizo pasar a sus soldados mientras asediaban la ciudad de Aquilea, que les había negado el paso. Pupieno de todos modos volvió a Roma haciendo eco de su “victoria”, y fue recibido con ovación, lo que aumentó la ira de Balbino. Durante una discusión entre ambos en el Palacio, fueron asesinados por la guardia pretoriana, finalizando su corto reinado de apenas 99 días.

Acuñaciones
En este corto período, las acuñaciones en oro son casi inexistentes (hay sólo dos áureos identificados: uno en manos privadas y otro desaparecido ya hace años). Podemos dividirlas en dos emisiones: la primera de denarios y bronces, con el tipo “Dextrarum Iunetio” o apretón de manos, que refleja el “acuerdo” entre ambos emperadores, entre otros tipos que pretenden mostrar lo mismo, como CONCORDIA, FIDES MVTVA, etc. Ambos se dividen las 6 oficinas operativas de la ceca de Roma en forma equivalente (3 y 3), con un tipo principal representando la oficina, y las emisiones especiales acuñadas de forma aleatoria.

La segunda emisión es la más importante, ya que como medida de emergencia y para recaudar fondos para la campaña contra Maximino, vuelven a reintroducir el impopular Antoniniano o Doble Denario (introducido por Caracalla en 215 d.C., eliminada por Macrino, reintroducida por Elagabalo y abandonada nuevamente por él en 219 d.C.), con el tipo también Dextrarum Iunetio y acuñada en todas las oficinas. Una vez (y esta vez) impuesta, será la cabeza del sistema monetario y desplazará casi inmediatamente al denario, por esta denominación más pesada pero fiduciaria, ya que circulaba al 50% más que su valor intrínseco, pasando a ser prioridad su producción en forma masiva.

Existen también raras emisiones de Gordiano III como César que son emisiones especiales y no ordinarias, raros denarios y sestercios con el tipo de reverso PIETAS AVGG e implementos de sacrificio.

Con la muerte de Balbino y Pupieno, quedará Gordiano III, que será elevado al título de Augusto con sólo 14 años de edad.

Bibliografía
Salgado, D., Monedas Romanas. El Imperio. Parte II: Capítulo V: La Anarquía Militar (borrador-inedito)
Mattingly, H., Roman Imperial Coinage. Vol. IV. Part II. Macrinus to Pupienus, Spink, London, 1938

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